Ruta guiada de las plantas cosméticas en la sierra de Tentudía
La Sierra de Tentudía está situada en la parte más meridional de Extremadura, en las estribaciones de Sierra Morena, lindante con las tierras andaluzas de Sevilla y Huelva, donde predomina el bosque mediterráneo. A sus pies se extiende la dehesa de grandes y bien cuidados encinares, salpicados de olivos centenarios, donde se cría el famoso cerdo ibérico, fuente de riqueza ganadera de Calera de León. Piaras de estos animales se ven en época de montanera al cobijo de las encinas, consumiendo la bellota que transforma sus carnes y permite la fabricación de excelentes embutidos y la elaboración del mundialmente apreciado jamón ibérico, que le da fama a la localidad y que es el principal protagonista de la gastronomía e industria de esta tierra.
El pico culminante es Tentudía, que con sus 1.104 mts. de altitud, es el mayor de la provincia de Badajoz, Huelva y Sevilla. Su entorno es bellísimo, merced al cuidado, al respeto y a la protección tradicional que sus habitantes han hecho por conservar y mejorar esta excepcional naturaleza que hacen que Calera de León tenga un entorno privilegiado. Rodea al Monasterio de su cima una gran masa forestal, propiedad del Ayuntamiento de Calera de León, constituida por pinos, robles y castaños, que presta a la población grandes beneficios sociales y económicos. Sus pistas y adecuados accesos permiten recorrer todo el monte, captando el visitante una gran variedad de colorido por la diversidad de plantaciones ubicadas en adecuados parajes. En las orillas de los barrancos crecen esbeltos chopos, y otros lugares ofrecen bosquetes de castaños frondosos y cuidadas manchas de robles, o ejemplares sueltos de cedros, cipreses, abetos, álamos... El agua se ha encauzado de los arroyos a estanques y fuentes rústicas.
Parajes que evocan historias y leyendas como el "Barranco del Moro" que dicen que sus aguas se enrojecieron con la sangre vertida en la defensa de estas serranías, allá en la Edad Media. El "Puerto de los Ciegos", El "Puerto de las Cruces", los "Llanos del Maestre", la "Suerte de la Virgen"... Es agradable internarse en el bosque, pasear por sus veredas y senderos, merendar al lado de un estanque o una cristalina fuente saborear la frescura del agua purísima de la sierra, a veces compartida con hermosos ejemplares de caza mayor y menor, y sorprenderse con la carrera veloz de un conejillo o el corto vuelo de la perdiz. Un hermosísimo paisaje abierto a azules serranías, extensas llanuras, lejanías inverosímiles, profundos valles, pueblecitos esparcidos por doquier, encinares y alcornocales soberbios, pinares olorosos y ubérrimos olivares que producen un aceite de excelente calidad. Allá, a lo lejos, descubrimos Sevilla con su peculiar encanto y en el lado opuesto la campiña soleada y casta y las tierras benditas de los Barros extremeños.